Escenario del acontecer cotidiano durante cuatro siglos, espacio cimentado sobre los restos de la cultura prehispánica, testigo de sucesos históricos que impactaron a la Universidad, el Palacio de la Autonomía, sede de la primera Rectoría, fue protagonista del movimiento estudiantil que propició uno de los cambios trascendentales para esta institución: la obtención de la autonomía en 1929.
En la época colonial -siglos XVII y XVIII- fue sede del convento de Santa Teresa la Antigua, donde residía la orden de las Carmelitas Descalzas de San José. En 1859 el edificio fue vendido y utilizado como vecindad, bodega y cuartel militar. En 1890, el arquitecto Manuel F. Álvarez realizó el proyecto para instalar la Escuela Normal de Maestros. Posteriormente fue objeto de dos remodelaciones: una a cargo de Porfirio Díaz Ortega, y otra encomendada a Leopoldo Batres.